domingo, 21 de febrero de 2010

40 Barcos en la Feria Internacional de Minería

Parte del público en el Auditorio 3 del Palacio de Minería.


A manera de reflexión sobre la crítica


Por Adriana Tafoya


40 Barcos de Guerra nace en el marco del Encuentro Nacional de Poesía Independiente y sus Editoriales en 2008, que se realizó en Faro de Oriente, de tal modo que se generara una descentralización de las geografías comunes para la reunión de los poetas. El reto y propuesta consistió en reunir a 46 proyectos independientes de toda la República que propusieran cuatro poetas cada uno, para de esa forma evitar el “monopolio” del gusto y la estética poética. Se buscó realizar un encuentro que fuera incluyente y que tuviera el colorido de un gran carnaval, por sus diferentes voces, estilos e ideologías. El resultado obtenido fueron tres mesas de lectura conviviendo durante tres días simultáneamente entre rotomartillos, tornos, y grandes muñecos de cartón.


Adriana Tafoya y Marco Fonz al fondo.

Más adelante surgió la idea de editar la antología bajo un concepto similar. Se abrió la convocatoria con la expectativa de sumar, por mucho 40 proyectos que se aventuraran a una empresa de esta magnitud. Los proyectos sobrepasaron lo esperado y sumaron 42, para sorpresa de muchos. Esta es una cifra que no refleja una totalidad, pero sí una voluntad de editores dispuestos a “descubrir y aceptar” a otros poetas, aunque a veces parezca que persistente el ejercicio del “criterio cerrado”, que no acepta lo que es distinto a sí mismo y deriva en la mutua descalificación, sea de manera bien o mal intencionada. Pero, ¿qué piensan los 42 editores que participaron en esta gran antología?, ¿los 169 poetas que fueron incluidos en este polémico libro?: que sin superstición podría denominársele “libro adivinatorio”, pues si ustedes tienen preguntas sobre la vida literaria del país, como cuáles son sus cánones, sus criterios editoriales o sus puntos de vista sobre la cultura, bastará cerrar los ojos y abrir cualquiera de sus páginas para entrar de lleno a estas “realidades”.


40 Barcos de Guerra provocó importantes preguntas que invitan a la reflexión sobre el medio literario y sus políticas, y sobre todo mostró la manera de pensar de los editores y poetas tanto de manera individual como “la visión de clanes”. Una de las opiniones más generalizadas, si no es en la que efectivamente coinciden todos los proyectos incluidos en este enorme libro de consulta, es que creen hay “altibajos”. ¿Quiénes opinan esto? Los mismos editores y poetas incluidos. Y si a alguno de ellos se le pregunta en qué nivel se acomoda, difícilmente responde que en los sótanos de esta enorme flota. Aquí, ante esta pregunta, todos se consideran, ya sea por humildad o baja estima, de nivel promedio.

Marco Fonz escucha atento, después de su intervensión sobre 40 Barcos de Guerra.


Este punto de vista es de los que más invita a la reflexión y nos lleva a pensar sobre qué tan diversos son los juicios editoriales, cuál sería el canon estándar para ellos, y qué tanto se maneja la cultura de las jerarquías en el ámbito literario, como en nuestro sistema lo es tener un solo dios verdadero, un solo presidente, un solo padre de la mafia o un solo jefe de familia. ¿Qué tanto este sistema general también se desarrolla en nuestros poetas, artistas, de “mente más abierta”; en nuestros poetas cosmopolitas bohemios y malditos? Es evidente que el poeta no escapa al sistema, y en la actualidad ni siquiera le interesa hacerlo. ¿Por qué no le interesa? No hablemos de inteligencia ni de nombre, ni de dinero, hablemos de comodidad; no la de los cojines y las alfombras, sino de la comodidad de no complicarse la existencia pensando en otras propuestas para hacer las cosas distintas en el plano de la vida.


Adriana Tafoya durante su discurso.

También estos “altibajos” reflejan este fenómeno tan común y corriente en el que estamos embebidos todos, que es el de la disgregación, el desmoronamiento y el escepticismo. Este fenómeno (sin entrar en análisis más profundo de sus motivaciones), podría ser el causante de ver a los demás grupos como “equipos de enemigos” o pandilla de rivales (sobre todo se da mucho en los pequeños grupos) provocando, como todos sabemos, el triste pronóstico de la descalificación, pues no existe la autocrítica. 40 Barcos de Guerra fue realizado con la intensión de que editores, poetas y lectores se puedan conocer entre sí, se puedan leer, y preguntarse de manera más honesta, ¿por qué sus trabajos tendrían la poesía suficiente para ser publicados en un libro como este? A final de cuentas, es bueno que los criterios no se uniformen y que cada quien, tanto el poeta, como el lector, lea, compare, y como todo buen crítico, elija sus predilectos. Pues lo que sucede en esta antología es lo natural que pasa en otras: la incansable discusión, donde se dice que no están todos los que son, ni son todos los que están. Que faltó este gran poeta, que debieron suprimir aquél, que están todos los amigos, y por supuesto, como siempre, que hay altibajos. Esta antología sobre todo insta a ver el panorama de una manera distinta, y empaparse un poco de la lírica tan diversa que hay en toda la República, pues fue un verdadero trabajo reunir a estos voluntariosos editores en un solo libro, y lo más difícil, lograr que se aceptaran todos en la misma fiesta.

Al fondo el cartel de la Feria, en primer plano Ivan Leroy, y al micrófono Adriana Tafoya.


No hay comentarios: